EL ARCHIVO SONORO (¿Patrimonio sonoro?)
Lo sonoro
pensado como objeto de estudio, análisis y resguardo, es una materia que está
en pleno desarrollo. Más allá de delimitar y razonar una taxidermia que se
presenta bastante compleja, que nos permita clasificar y estudiar los
materiales en cuestión, parece urgente o al menos perentorio, establecer
estrategias para preservar, archivar y accesibilizar
dichas sonoridades.
Si bien la musicología como disciplina
científica se ha desarrollado de maneras diferentes según las diversas
tradiciones nacionales, lleva la delantera a la hora de establecer pautas para
el archivo de los materiales de su estudio.
El universo literario todavía hoy en día
parece mantener un conflicto insalvable a la hora de hablar de la oralidad y
más aún, de los soportes que adopta la misma en el momento de transmitirse.
Estos dos campos, evidentemente extensos, no
incluyen un área poco visibilizada como material de estudio, que es el análisis
y preservación de las sonoridades efímera.
Acá seguimos la línea propuesta por la bibliotecóloga inglesa Cris E. Makepeace
para el uso de dicha palabra: “Efímera: término entendido como plural neutro
que hace referencia a todo este tipo de materiales efímeros tomados en
conjunto.”[1] Esto, por supuesto hace
referencia a la palabra inglesa “ephemera”, neutro plural del calificativo
latino “efimerus”. Los efímera son
entonces materiales de breve duración y aparecen generalmente en función de un evento o una circunstancia
determinada.
¿Qué entraría dentro del campo de las
sonoridades efímera? Pienso en primer
lugar en publicidades, transmitidas por radio, televisión, cine, altoparlantes,
en el caso de pautas elaboradas. Pero también habría que pensar en las
publicidades improvisadas voceadas por feriantes, vendedores ambulantes, que
también conforman parte del paisaje sonoro urbano que nos rodea. Las señales
sonoras que ordenan las filas y turnos en hospitales o aeropuertos, señales que
indican la hora, timbres de alarmas de relojes, a cuerda, eléctricos o
digitales. El tañido de campanas en la iglesia, directas o grabadas y
transmitidas desde altoparlantes. Una multiplicidad de sonidos característicos
y específicos de pequeñas localidades o extensos conglomerados, que ofician
como marcadores tanto geográficos y temporales.
Ante la falta clara de un método unificado de
preservación y almacenaje de dichas
sonoridades, propongo su resguardo y generar redes que permitan
compartimentarlos y compartirlos a la espera de futuras investigaciones sobre
la materia.
Sonoridades
efímera: publicidades comerciales &
jingles políticos de 1982 / 83
Pequeña colección de dubplats comprados en la feria dominguera de Tristán Narvaja, mal
estibados, en un cajón de verduras, junto a otros discos simples comerciales.
Entre la cantidad de vinilos desordenados, destacaban fácilmente por los
visibles y brillantes bordes de los platos de aluminio. En su mayoría están recubiertos
por laca o nitrocelulosa rojo-oscura y los menos, por una color naranja.
Según se desprende de escrituras manuscritas
en las etiquetas, podrían haber pertenecido a diversas discotecas radiales: CX
8, CX 16, CX 22, CX 30 y CX 50.
Algunos
fueron registrados en estudios profesionales de ediciones fonográficas: La Batuta o Mallarini Producciones. Otros fueron realizados en la “Sección
Grabaciones” de la radio El Espectador /
Libertad Sport.
Los discos de La Batuta son más pesados, debido a un mayor recubrimiento, lo que
les otorgaba una mayor durabilidad.
Los reproductores de discos de las radios AM
eran por lo general equipos preparados para un uso continuo, por lo que
suponían una mayor rusticidad. Las púas de las pastillas estaban pensadas para
tener un training forzado y por ello, no resultaban amigables para el cuidado
de los discos.
Estos
dubplat, fueron concebidos como material efímero y tenían una vida útil
corta. El propio desgaste por su uso y la misma fragilidad del soporte en su
cotidiano trasiego de la bandeja a la estiba, los hacían materiales de poca
duración.
Este tipo de discos dubplat (de entre 8 y 7 ½ pulgadas de diámetro) grabados a 78
r.p.m., tenían por lo general un solo audio de entre 30” y 10” y que se repetía
varias veces por lado, en ambas caras del disco. El operador de la transmisión
comenzaba usando siempre el primer track de una de las caras. Cuando la calidad
sonora de la misma disminuía (por su uso) se comenzaba a usar el siguiente
track, repitiendo la operación en ambas caras del disco. Cuando el track perdía la calidad para ser
trasmitido, el operador colocaba una cinta adhesiva sobre dicho track o lo
rayaba de forma visible para inutilizarlo. En algunos de los escaneos puede
apreciarse esta práctica.
La experticia de los operadores llegaba a
también reparar transitoriamente el cascado del recubrimiento nitrocelulósico o
la pérdida del mismo, debido por lo general a algún golpe, producto del mal
manejo que se hacía sobre los mismos. La cinta adhesiva era usada en este caso
para sujetar las partes despegadas de la laca, para así detener
transitoriamente el descascarado de la misma.
En las propagandas suelen aparecer pequeñas
variaciones en el texto, por ejemplo cuando se trata de actos eleccionarios,
vemos variaciones en el transcurso de las fechas.
En otras oportunidades los
discos tenían de cada lado versiones diferentes de la misma publicidad, siendo
una más corta y otra más extendida.
Podemos
suponer que esta pequeña colección pertenece en su mayoría al año: 1982.
La
publicidad bastante deteriorada del vino de Los Cerros de San Juan nos dice:
“(…) reserva 82”. El jingle político, habla de la lista nacionalista “ACF”,
curiosa denominación de letras que la Dictadura le impuso a los partidos
habilitados para las elecciones internas llevadas a cabo en noviembre de 1982. Esto
fue realizado por la Dictadura con la intención de refundar la vieja tradición
en que las listas políticas se identificaban con números.
Las publicidades que hacen referencia a las
elecciones en el sanatorio Casa de Galicia, llevan una fecha manuscrita: 19 / 5
/ 83.
Estos dubplat
atesoran una sonoridad efímera, de un pasado cotidiano, en el que la vida de
los uruguayos se cruzaba con estos paisajes sonoros, que subrepticiamente se
desplazaban por las ondas radiales hasta nuestros ambientes particulares y que
cuentan historias de ese momento pasado.