LOS SONIDOS DE LA REVUELTA (1 de 3)
Canciones
del Festival de Marcha / Un disco olvidado.
Atacado, el
sistema se defiende. El cine del sistema también.
Copa los canales
de distribución, crea y acapara las canonjías.[1]
Los sesentas son años conflictivos,
fermentales, de mucho movimiento, son años de mucho activismo y en lo que nos
atañe, de mucha militancia en Latinoamérica. La crisis política y económica que
afectaba la región comenzaba a notarse en nuestro país, la Suiza de América
comenzaba a resquebrajarse, y a la violencia del hambre y la miseria se la
comenzaba a combatir con más violencia. La incapacidad de la clase política
para encontrar soluciones a los problemas locales, una clase política más
atenta a los juegos de las megas potencias que polarizaban al mundo, que a
tratar de encontrar respuestas a las situaciones urgentes de la ciudadanía,
llevó a tratar de encontrar soluciones por otros medios.
El campo cultural también comenzaba a
sacudirse y asumió un compromiso de servir de herramienta para generar espacios
de discusión y difusión de nuevas propuestas. La idea de un arte comprometido
con las reivindicaciones sociales y la lucha popular por recuperar derechos
básicos como la salud, la educación, la vivienda o el trabajo, caló hondo en
artistas que asumieron la obligación de visibilizar las demandas de una
sociedad que veía como sus sueños de “la taza de plata” se desvanecía sin que
la clase gobernante hiciera poco o nada por impedirlo.
El discurso directo, el discurso
“comunicante”, que buscaba reflejar la realidad cada vez más cruda, empezó a
confrontar la “cultura mermelada”[2],
esa cultura almibarada que buscaba ser complaciente con el espectador y a la
vez, servicial con el poder.
La pintura, el teatro, la literatura, la
música, la fotografía o el cine (entre otros medios) comenzaron a reformular
sus lenguajes. Tazvi Tal (2003) lo resume de la siguiente manera:
El
discurso resultante postuló el nacionalismo antiimperialista y la solidaridad latinoamericana,
el socialismo estatista adecuado a las condiciones uruguayas, la mística
revolucionaria y la opción por la lucha armada, el mesianismo voluntarista y anti-hedonista
que rechazaba la sociedad de consumo. Paralelamente seguía activa la corriente
de pensamiento que postulaba la concertación de la izquierda y la movilización
popular para destruir el sistema dominante. El teatro y la literatura criticaban
la situación social, mientras el revisionismo histórico renovaba el mito del libertador
nacional Artigas, presentándolo como caudillo revolucionario agrario y democrático,
precursor del latinoamericanismo, una visión alternativa al padre de familia
constructor del Estado-Nación difundido por la hegemonía. El revisionismo proveyó
el pasado necesario para legitimar la identidad surgida con el Movimiento de Liberación
Nacional Tupamaros, que se decía continuador de las luchas del héroe nacional y
de las "patriadas de los caudillos blancos", creando un
contra-imaginario polémico.[3]
En medio de este contexto, el ya clásico
“Festival de Cine de Marcha” lanzaba su X edición (1967), la que marcó un antes
y después para la selección futura de su programación. En sus comienzos (1957) dicho
festival se caracterizó por una rigurosa selección, basada en la calidad del
lenguaje cinematográfico de aquellos filmes que se movían por fuera del
circuito comercial. El X Festival dio una nueva impronta, de aquí en más Hugo
Alfaro (uno de los organizadores) señalará que se ocuparán de aquel cine que
refleje la lucha de liberación de los pueblos (principalmente) latinoamericanos,
de las cadenas del yugo imperialista.
Su inauguración fue el 25 de junio en el
Cine Censa y rompió todos los records del propio Festival en cantidad de
asistentes, durante dos semanas de extenuantes jornadas maratónicas.
El 14 de julio con una programación renovada,
el X Festival pasa a proyectarse en el cine cooperativo Renacimiento, con un
amplio número de asistentes.
A partir del 19 de agosto el X Festival
mantendrá una extensa itinerancia por el interior del país: Florida, Salto,
Paysandú, Mercedes, Rocha, Durazno, Santa Lucía, Rivera, San Carlos, Pan de
Azúcar, Minas, Maldonado, Trinidad, Tacuarembó, Ombúes de Lavalle, San José,
Carmelo, Pando o Canelones entre otras localidades con más de un centenar de
exhibiciones.
El 22 de diciembre se cierra el ciclo
del X Festival con un hecho poco común para el Uruguay de entonces. En el stand
de la Editorial Arca ubicado en la 8° Feria de Libros y Grabados se podría a la
venta un disco extended play de 10 pulgadas y 33 r.p.m. con las mejores
canciones de las películas exhibidas durante dicho festival.
El sobre del disco, de tapa doble,
llevaba en su carátula un dibujo símil de ¿una salpicadura, una explosión, un
sol? y el título: “Canciones del Festival de Marcha”, en su interior doble una
foto de la cantante Lena Horne junto a un texto explicativo de Hugo Alfara,
mientras que la contra-cubierta del ábum llevaba la ficha técnica impresa y la
figura de un campesino o guerrillero levantando en su brazo izquierdo un fusil.
Cabe aclarar que los organizadores del
Festival, responsables del Departamento de Cine del semanario, crearían en el
año siguiente (1968) el Cine Club de Marcha y en el 69 fundarían la Cinemateca
del Tercer Mundo, más conocida como C3M. Este matrimonio no duraría mucho, la
redacción del semanario no tardaría en pedir la separación formal entre ambos,
debido al rumbo ideológico que tomara la C3M en favor de la lucha armada. El
logotipo de la Cinemateca recuerda mucho a la contra-carátula del disco al que
nos estamos abocando, la figura de un joven levantando su brazo izquierdo,
empuñando una cámara como si fuera un fusil, teniendo como lema la frase del
argentino Grupo Cine Liberación: “una cámara dispara 24 cuadros por segundo”.
En el comentario de Alfaro inscripto en
la cubierta interna del LP, podemos leer las siguientes afirmaciones:
Es
el sonido y la furia de los cantares de América, que nacen en el pueblo como la
revolución misma o como la esperanza de la revolución. Esos cantares pueden ser
dichosos (…) pueden ser dolidos (…) o traer la promesa agresiva (…) Siempre es
Latinoamerica en pié de arpa, para decirlo con las palabras de nuestro poeta
Juan Cunha. (…) El rumor y el acicate de esta música comprometida y
comprometedora nos siguen acompañando, cuando el Festival de MARCHA quedó
atrás. En este disco vibran aún sus inflexiones más dramáticas su segura
confianza en la liberación.[4]
Sin lugar a dudas este álbum se
convierte en un curioso documento de época, en una especie de banda sonora
premonitoria de los duros años que vendrán.
El disco fue editado bajo el sello
Marcha-Renacimiento, la dirección técnica y el armado de la grabación estuvo a
cargo de Conrado Silva y Jorge Larrosa. El diseño del álbum lo realizó Blankito
y su confección e impresión se hizo en los talleres de Artes Gráficas Signos.
Este curioso disco tuve la suerte de
hallarlo en un local de usados, con la mitad de su cubierta, en un estante de
ofertas de música clásica. Lo que me llevó a comprarlo fue obviamente la
participación de Conrado Silva en su edición, y si bien en la ficha se menciona
el texto de Alfaro, el mismo se encuentra impreso en la parte que falta. Tras
una larga búsqueda en los archivos digitales del semanario Marcha (http://anaforas.fic.edu.uy) pude encontrar
el mismo, además de poder seguir el devenir del Festival.
Al buscar información del álbum encontré
un gran vacío en la Red, ni en las grandes plataformas de streaming (Spotif,
Youtube, etc.) Ni en los blogs de música
uruguaya o latinoamericana, tampoco en las páginas específicas de compra venta internacional
de vinilos (Discogs, Rateyourmusic, etc.) o plataformas de subastas (Todocolección,
eBay, etc), apenas logre encontrar una única mención de venta de un ejemplar en
la página uruguaya de Mercadolibre.
La poca información crítica que hace
mención del álbum, son estudios sobre cine sesentista uruguayo o
latinoamericano, que mencionan al Festival de Cine de Marcha o a la
conformación de la C3M.
Es muy probable que el sello
Marcha-Renacimiento, haya sido un proyecto circunstancial al X Festival, y su
exiguo-uni-catálogo discográfico nunca fue de interés de otros sellos
nacionales o extranjeros. Posiblemente esto se deba tal vez a un tema de
autorías. No encontré ni en el disco ni en las notas de prensa halladas o en
los estudios que lo mencionan, algo que haga mención de si se contaron con los permisos
correspondientes de cesión de derechos
por parte de los estudios fílmicos o si los mismos miraron con buenos o malos ojos
dicha iniciativa. Más allá de la idea de continuidad de un proyecto político-cultural al que hace
referencia Alfaro, no puedo dejar de pensar que la idea tuviera además un
trasfondo financiero, aprovechando el éxito comercial del Festival, recordemos
que el Cine Club de Marcha del 68 exigía el abono de una cuota mensual para
poder asistir a las funciones programadas, dineros estos que se reinvertían en
nuevos proyectos de la Cinemateca (producción de films, equipamientos, etc.).
También tengo presente que para poder
explicar esta ausencia del material en el mercado o en la Red, es que su
realización física fuera hecha con un tiraje corto a modo de prueba. Hay un
detalle que también debemos tener en cuenta: la leyenda urbana que cuenta que
cuando los militares dieron el Golpe de Estado en 1973, muchas familias por
temor a posibles allanamientos de las Fuerzas Armadas, se desprendieron,
tiraron, quemaron o enterraron libros, revistas o discos que pudieran ser
considerados materiales censurables o prohibidos. En más de una oportunidad
escuché durante esos años muchas historias que hablaban por lo bajo de dichas
prácticas preventivas.
En todo caso, este material es
prácticamente imposible de hallar en la Red, para poder escucharlo deberías
poseer un ejemplar. Este disco es parte de una memoria sonoro-colectiva
olvidada, una banda de sonido prácticamente perdida que ahora recupera su
esencia. Fue parte de una estrategia combativa de resistencia: el uso de la
memoria. En un momento particular en que la producción discográfica apuntaba a
la reproducción del trabajo nacional, en donde la protesta popular encontraba
un nicho en el fonograma, no sólo de música o poesía, la revuelta absorbía las
estrategias comerciales de la cultura de masas e infectaba y combatía al
sistema desde nuevas trincheras cavadas en el territorio enemigo.
FICHA DEL CONTENIDO DEL ÁLBUM
Cara 1
1
– Tema del Cerro Pelado / Mambo (Película Cerro Pelado – Dirección Santiago
Álvarez – ICAIC) Duración: 1´12´´
2
– Canción del Labrador / Canción
(Película Golpeando en la Selva – Dirección Santiago Álvarez – ICAIC)
Duración 2´7´´
3
– Virgen del Rosario / Balada (Película La Tierra Quema – Dirección Raymundo
Gleyzer) Duración: 3´55´´
4 – Now / Canción folklórica hebrea Hava Nagila con arreglos para Jazz. Intérprete: Lena Horne (Película Now – Dirección Santiago Álvarez ICAIC) Duración: 5´30´´
Cara
2
1 – Después de un año / Guaracha – Intérprete Carlos Puebla (Película Cuba Sí! – Dirección Chris Marker) Duración: 2´56´´
2
– Balada / Balada (Película La Tierra Quema – Dirección Raymundo Gleyzer)
Duración: 2´10´´
3
– Lloran las ramas del viento / Vidala Litúrgica – Intérprete: Atahualpa
Yupanki (Película Revolución – Dirección Jorge Sanjinés) Duración: 2´30´´
4
– Perseguiçâo y Sertâo vai virar mar / Canción – Intérprete: Ségio Ricardo
(Película Dios y el Diablo en la Tierra del Sol – Dirección Glauber Rocha)
Duración: 4´50´´
[1] Alfaro, H. (Octubre, 1969) Presentación. Cine del Tercer Mundo 1(1), p. 3
[2] Renzi et al. (1966) A propósito de la cultura mermelada. Rosario, Argentina. Cultural
[3] Tal, T. (2003) Cine y Revolución en la Suiza de América - La cinemateca del Tercer Mundo en Montevideo. Recuperado de https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=28250904
[4] Alfaro. H. (22 de diciembre de 1967). Canciones del Festival de Marcha. Marcha p. 27
No hay comentarios:
Publicar un comentario