TAN
CAM PAN TE
Separata
/ Ouro em pó
Es frecuente que el ser humano reconozca en
los gritos de ciertos animales rasgos fonológicos que terminan convirtiéndose para
él, en huella identitaria de los mismos.
El filósofo alemán Gottfried Liebniz consideraba a la onomatopeya como forma primitiva
del habla humana, una forma de crear palabras a partir de un sonido determinado.
La onomatopeya surge entonces como un ícono acústico que puede tener fuentes
naturales o artificiales, aunque también puede sugerir diversos estados de
ánimo. El simbolismo fónico entre sonido y significado es un elemento característico
para entender su definición.
La onomatopeya en su función interpretativa o
imitativa, pocas veces adquiere un significado discursivo comprensible para algún
lenguaje en particular y cuando esto sucede,
esta onomatopeya por lo general es producto de una “voz” proveniente del mundo
natural. Hay veces que podemos escuchar claramente al Pithangus sulphuratus (Benteveo) decir en su canto: “bicho feo” (bichofeo), “bien te veo” (bienteveo), “bicho fue” (bichofué) o “Cristo fue” (cristofué) dependiendo de las variantes
idiomáticas del español en cada región que se oye y esta percepción termina por
darle ese ornitónimo al pájaro en cuestión.
Montiel
Ballesteros utiliza una curiosa transcripción fonética
para recrear en una onomatopeya el ruido que produce la arena llevada por la
brisa entre los pastizales de los médanos: “Siiiiiiiiiiigan!” que sin duda alguna
parte una base sonora real.
En todo caso, las onomatopeyas que
construimos a partir de la interpretación de las máquinas pocas veces tienen un
valor delocutivo, es por ello que encuentro fascinante este breve diálogo (razón
de este análisis) establecido entre el carioca Pedro de Souza Rocha (docente,
investigador, editor, performer y poeta) más conocido como Pedro Rocha y la BWL 09B/127
(Lavarropas automática Whirpool, Brastemp).
Esta grabación realizada por Rocha establece un
ida y vuelta entre el hombre y la máquina, un coro repetitivo con valor casi
mántrico, diciendo en un claro portugués: “ouro em pó” (oro en polvo). La voz
de Rocha se va superponiendo brevemente sobre la “voz” de la BWL con una
sincronización perfecta en la que se nos hace difícil saber quién es quién en
este breve registro. El mismo no es un montaje de estudio sino que se realizó
al aire, direccionando el micrófono hacia uno u otro de los interlocutores para
revalorizar cada registro en particular, aunque como se puede apreciar la
diferencia obviamente es mínima. Resulta difícil saber qué voz es la que se
humaniza o cual se maquiniza.
Obviamente es claro que tal vez para un
hablante sueco, por ejemplo, no le hubiese llamado la atención el “ruido”
producido por el lavavajillas, sin
embargo para Rocha fue más sencillo escuchar la “letanía” de la BWL por
utilizar ambos un código acústico similar.
El chirriar de las correas, el retumbar del
cilindro en el chasis, el ronroneo del motor nos convoca a repensar nuestra
relación con las máquinas y las nuevas tecnologías de inteligencia virtual, esas
que hoy nos son tan amables gracias a nuestra interacción diaria con asistentes
personales como Siri, Cortana, Alexa o Bixby, algo que
hemos ido naturalizando desde el 2014 a la fecha.
Pareciera que tuviéramos que volver a la
mirada marinettiana del mundo, para
encontrar una profecía de voces:
…que anuncian el próximo descubrimiento
de leyes de una verdadera sensibilidad en las máquinas. Es preciso preparar
también la futura é inevitable identificación del hombre con el motor,
facilitando y perfeccionando un cambio continuo de intuiciones, de ritmos, de
instintos y de disciplinas metálicas…
Debemos recordar que el desarrollo del maquinismo como esencia de la primera
revolución industrial, trajo aparejado desde fines del siglo XVII hasta el
presente, un temor morboso que pareciese implicar la sustitución definitiva del
hombre por la máquina, en todos sus aspectos.
Y tal vez ese sea el significado de la frase
“oro en polvo” con que nos previene la fiel BWL, comprender la diferencia que
existe entre las máquinas que nos sirven de las
que se servirán de nosotros.
El futuro está en marcha.
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