lunes, 14 de junio de 2021

TAN-CAM-PAN-TE n°19 / Los sonidos de la revuelta (1 de 3)


LOS SONIDOS DE LA REVUELTA (1 de 3) 

Canciones del Festival de Marcha / Un disco olvidado.

 

Atacado, el sistema se defiende. El cine del sistema también.

Copa los canales de distribución, crea y acapara las canonjías.[1]

 

Los sesentas son años conflictivos, fermentales, de mucho movimiento, son años de mucho activismo y en lo que nos atañe, de mucha militancia en Latinoamérica. La crisis política y económica que afectaba la región comenzaba a notarse en nuestro país, la Suiza de América comenzaba a resquebrajarse, y a la violencia del hambre y la miseria se la comenzaba a combatir con más violencia. La incapacidad de la clase política para encontrar soluciones a los problemas locales, una clase política más atenta a los juegos de las megas potencias que polarizaban al mundo, que a tratar de encontrar respuestas a las situaciones urgentes de la ciudadanía, llevó a tratar de encontrar soluciones por otros medios.

El campo cultural también comenzaba a sacudirse y asumió un compromiso de servir de herramienta para generar espacios de discusión y difusión de nuevas propuestas. La idea de un arte comprometido con las reivindicaciones sociales y la lucha popular por recuperar derechos básicos como la salud, la educación, la vivienda o el trabajo, caló hondo en artistas que asumieron la obligación de visibilizar las demandas de una sociedad que veía como sus sueños de “la taza de plata” se desvanecía sin que la clase gobernante hiciera poco o nada por impedirlo.

El discurso directo, el discurso “comunicante”, que buscaba reflejar la realidad cada vez más cruda, empezó a confrontar la “cultura mermelada”[2], esa cultura almibarada que buscaba ser complaciente con el espectador y a la vez, servicial con el poder.

La pintura, el teatro, la literatura, la música, la fotografía o el cine (entre otros medios) comenzaron a reformular sus lenguajes. Tazvi Tal (2003) lo resume de la siguiente manera:

El discurso resultante postuló el nacionalismo antiimperialista y la solidaridad latinoamericana, el socialismo estatista adecuado a las condiciones uruguayas, la mística revolucionaria y la opción por la lucha armada, el mesianismo voluntarista y anti-hedonista que rechazaba la sociedad de consumo. Paralelamente seguía activa la corriente de pensamiento que postulaba la concertación de la izquierda y la movilización popular para destruir el sistema dominante. El teatro y la literatura criticaban la situación social, mientras el revisionismo histórico renovaba el mito del libertador nacional Artigas, presentándolo como caudillo revolucionario agrario y democrático, precursor del latinoamericanismo, una visión alternativa al padre de familia constructor del Estado-Nación difundido por la hegemonía. El revisionismo proveyó el pasado necesario para legitimar la identidad surgida con el Movimiento de Liberación Nacional Tupamaros, que se decía continuador de las luchas del héroe nacional y de las "patriadas de los caudillos blancos", creando un contra-imaginario polémico.[3]

 

En medio de este contexto, el ya clásico “Festival de Cine de Marcha” lanzaba su X edición (1967), la que marcó un antes y después para la selección futura de su programación. En sus comienzos (1957) dicho festival se caracterizó por una rigurosa selección, basada en la calidad del lenguaje cinematográfico de aquellos filmes que se movían por fuera del circuito comercial. El X Festival dio una nueva impronta, de aquí en más Hugo Alfaro (uno de los organizadores) señalará que se ocuparán de aquel cine que refleje la lucha de liberación de los pueblos (principalmente) latinoamericanos, de las cadenas del yugo imperialista.

Su inauguración fue el 25 de junio en el Cine Censa y rompió todos los records del propio Festival en cantidad de asistentes, durante dos semanas de extenuantes jornadas maratónicas.

El 14 de julio con una programación renovada, el X Festival pasa a proyectarse en el cine cooperativo Renacimiento, con un amplio número de asistentes.

A partir del 19 de agosto el X Festival mantendrá una extensa itinerancia por el interior del país: Florida, Salto, Paysandú, Mercedes, Rocha, Durazno, Santa Lucía, Rivera, San Carlos, Pan de Azúcar, Minas, Maldonado, Trinidad, Tacuarembó, Ombúes de Lavalle, San José, Carmelo, Pando o Canelones entre otras localidades con más de un centenar de exhibiciones.

El 22 de diciembre se cierra el ciclo del X Festival con un hecho poco común para el Uruguay de entonces. En el stand de la Editorial Arca ubicado en la 8° Feria de Libros y Grabados se podría a la venta un disco extended play de 10 pulgadas y 33 r.p.m. con las mejores canciones de las películas exhibidas durante dicho festival.

El sobre del disco, de tapa doble, llevaba en su carátula un dibujo símil de ¿una salpicadura, una explosión, un sol? y el título: “Canciones del Festival de Marcha”, en su interior doble una foto de la cantante Lena Horne junto a un texto explicativo de Hugo Alfara, mientras que la contra-cubierta del ábum llevaba la ficha técnica impresa y la figura de un campesino o guerrillero levantando en su brazo izquierdo un fusil.

Cabe aclarar que los organizadores del Festival, responsables del Departamento de Cine del semanario, crearían en el año siguiente (1968) el Cine Club de Marcha y en el 69 fundarían la Cinemateca del Tercer Mundo, más conocida como C3M. Este matrimonio no duraría mucho, la redacción del semanario no tardaría en pedir la separación formal entre ambos, debido al rumbo ideológico que tomara la C3M en favor de la lucha armada. El logotipo de la Cinemateca recuerda mucho a la contra-carátula del disco al que nos estamos abocando, la figura de un joven levantando su brazo izquierdo, empuñando una cámara como si fuera un fusil, teniendo como lema la frase del argentino Grupo Cine Liberación: “una cámara dispara 24 cuadros por segundo”.

En el comentario de Alfaro inscripto en la cubierta interna del LP, podemos leer las siguientes afirmaciones:

Es el sonido y la furia de los cantares de América, que nacen en el pueblo como la revolución misma o como la esperanza de la revolución. Esos cantares pueden ser dichosos (…) pueden ser dolidos (…) o traer la promesa agresiva (…) Siempre es Latinoamerica en pié de arpa, para decirlo con las palabras de nuestro poeta Juan Cunha. (…) El rumor y el acicate de esta música comprometida y comprometedora nos siguen acompañando, cuando el Festival de MARCHA quedó atrás. En este disco vibran aún sus inflexiones más dramáticas su segura confianza en la liberación.[4]

 

Sin lugar a dudas este álbum se convierte en un curioso documento de época, en una especie de banda sonora premonitoria de los duros años que vendrán.

El disco fue editado bajo el sello Marcha-Renacimiento, la dirección técnica y el armado de la grabación estuvo a cargo de Conrado Silva y Jorge Larrosa. El diseño del álbum lo realizó Blankito y su confección e impresión se hizo en los talleres de Artes Gráficas Signos.

 

Este curioso disco tuve la suerte de hallarlo en un local de usados, con la mitad de su cubierta, en un estante de ofertas de música clásica. Lo que me llevó a comprarlo fue obviamente la participación de Conrado Silva en su edición, y si bien en la ficha se menciona el texto de Alfaro, el mismo se encuentra impreso en la parte que falta. Tras una larga búsqueda en los archivos digitales del semanario Marcha (http://anaforas.fic.edu.uy) pude encontrar el mismo, además de poder seguir el devenir del Festival.

Al buscar información del álbum encontré un gran vacío en la Red, ni en las grandes plataformas de streaming (Spotif, Youtube, etc.)  Ni en los blogs de música uruguaya o latinoamericana, tampoco en las páginas específicas de compra venta internacional de vinilos (Discogs, Rateyourmusic, etc.) o plataformas de subastas (Todocolección, eBay, etc), apenas logre encontrar una única mención de venta de un ejemplar en la página uruguaya de Mercadolibre.

La poca información crítica que hace mención del álbum, son estudios sobre cine sesentista uruguayo o latinoamericano, que mencionan al Festival de Cine de Marcha o a la conformación de la C3M.

Es muy probable que el sello Marcha-Renacimiento, haya sido un proyecto circunstancial al X Festival, y su exiguo-uni-catálogo discográfico nunca fue de interés de otros sellos nacionales o extranjeros. Posiblemente esto se deba tal vez a un tema de autorías. No encontré ni en el disco ni en las notas de prensa halladas o en los estudios que lo mencionan, algo que haga mención de si se contaron con los permisos correspondientes de cesión  de derechos por parte de los estudios fílmicos o si los mismos miraron con buenos o malos ojos dicha iniciativa. Más allá de la idea de continuidad  de un proyecto político-cultural al que hace referencia Alfaro, no puedo dejar de pensar que la idea tuviera además un trasfondo financiero, aprovechando el éxito comercial del Festival, recordemos que el Cine Club de Marcha del 68 exigía el abono de una cuota mensual para poder asistir a las funciones programadas, dineros estos que se reinvertían en nuevos proyectos de la Cinemateca (producción de films, equipamientos, etc.).

También tengo presente que para poder explicar esta ausencia del material en el mercado o en la Red, es que su realización física fuera hecha con un tiraje corto a modo de prueba. Hay un detalle que también debemos tener en cuenta: la leyenda urbana que cuenta que cuando los militares dieron el Golpe de Estado en 1973, muchas familias por temor a posibles allanamientos de las Fuerzas Armadas, se desprendieron, tiraron, quemaron o enterraron libros, revistas o discos que pudieran ser considerados materiales censurables o prohibidos. En más de una oportunidad escuché durante esos años muchas historias que hablaban por lo bajo de dichas prácticas preventivas.

En todo caso, este material es prácticamente imposible de hallar en la Red, para poder escucharlo deberías poseer un ejemplar. Este disco es parte de una memoria sonoro-colectiva olvidada, una banda de sonido prácticamente perdida que ahora recupera su esencia. Fue parte de una estrategia combativa de resistencia: el uso de la memoria. En un momento particular en que la producción discográfica apuntaba a la reproducción del trabajo nacional, en donde la protesta popular encontraba un nicho en el fonograma, no sólo de música o poesía, la revuelta absorbía las estrategias comerciales de la cultura de masas e infectaba y combatía al sistema desde nuevas trincheras cavadas en el territorio enemigo.

  

FICHA DEL CONTENIDO DEL ÁLBUM  

 Cara 1

1 – Tema del Cerro Pelado / Mambo (Película Cerro Pelado – Dirección Santiago Álvarez – ICAIC) Duración: 1´12´´

2 – Canción del Labrador / Canción  (Película Golpeando en la Selva – Dirección Santiago Álvarez – ICAIC) Duración 2´7´´

3 – Virgen del Rosario / Balada (Película La Tierra Quema – Dirección Raymundo Gleyzer) Duración: 3´55´´

4 – Now / Canción folklórica hebrea Hava Nagila con arreglos para Jazz. Intérprete: Lena Horne (Película Now – Dirección Santiago Álvarez ICAIC) Duración: 5´30´´

Cara 2

1 – Después de un año / Guaracha – Intérprete Carlos Puebla (Película Cuba Sí! – Dirección Chris Marker) Duración: 2´56´´

2 – Balada / Balada (Película La Tierra Quema – Dirección Raymundo Gleyzer) Duración: 2´10´´

3 – Lloran las ramas del viento / Vidala Litúrgica – Intérprete: Atahualpa Yupanki (Película Revolución – Dirección Jorge Sanjinés) Duración: 2´30´´

4 – Perseguiçâo y Sertâo vai virar mar / Canción – Intérprete: Ségio Ricardo (Película Dios y el Diablo en la Tierra del Sol – Dirección Glauber Rocha) Duración: 4´50´´

 


[1] Alfaro, H. (Octubre, 1969) Presentación. Cine del Tercer Mundo 1(1), p. 3

[2] Renzi et al. (1966) A propósito de la cultura mermelada. Rosario, Argentina. Cultural

[3] Tal, T. (2003) Cine y Revolución en la Suiza de América - La cinemateca del Tercer Mundo en Montevideo. Recuperado de https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=28250904

[4] Alfaro. H. (22 de diciembre de 1967). Canciones del Festival de Marcha. Marcha p. 27

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